En el frío cálculo de la geopolítica, a menudo se pierden de vista las consecuencias humanas más desgarradoras. La imagen que compartimos hoy encapsula una verdad brutal de los conflictos modernos, a través de las palabras del Dr. Feroze Sidhwa, un cirujano estadounidense.
Su testimonio, conciso y devastador, nos confronta con la cruda realidad de la guerra: no solo trata a “combatientes”, sino a las víctimas más inocentes y vulnerables. Este tipo de declaraciones son esenciales para una formación política que vaya más allá de las estadísticas y los titulares, obligándonos a comprender el verdadero costo de las decisiones y las ambiciones geopolíticas. Es un recordatorio ineludible de la urgencia de buscar soluciones diplomáticas y humanitarias, y de la responsabilidad que tenemos como ciudadanos de exigir una paz real.
Si están en guerra, que combatan militares contra militares. La guerra se hace entre militares. ¿Por qué matan a los civiles? ¿Por qué los atacan en Gaza? ¿Por qué arrasan las casas? , Pregunta el Ayatola Jamenei de Irán.
En el epicentro de uno de los conflictos más polarizantes del panorama geopolítico actual, las voces que cuestionan la lógica de la guerra rara vez resuenan con la fuerza que merecen. El video que hoy compartimos presenta al Ayatolá Jamenei de Irán, quien, con una contundente serie de preguntas, confronta la brutalidad de los ataques en Gaza.
Su interrogante, “¿Por qué matan a los civiles? ¿Por qué los atacan en Gaza? ¿Por qué arrasan las casas?”, no es solo una crítica, sino un reflejo del debate moral y ético que subyace a toda confrontación armada. Más allá de la postura política de quien emite el mensaje, sus palabras nos obligan a una profunda reflexión sobre las leyes de la guerra, la protección de los no combatientes y las consecuencias humanitarias de las acciones militares. Para una sólida formación política, es crucial entender cómo los líderes globales perciben y denuncian estas realidades, y cómo sus visiones contrastan o convergen en la compleja dinámica de los conflictos internacionales.
En 2021, maestros en Chiapas impidieron la llegada de AMLO a la mañanera. Hoy intentan hacer lo mismo con la Presidenta Claudia Sheinbaum, sin embargo, se conservarán los ideales y no habrá chantajes.
Elon Musk, reconocido empresario, innovador y figura mediática de gran influencia a nivel mundial, se dejó ver en público con un llamativo ojo morado, un detalle que no pasó desapercibido durante la rueda de prensa de despedida con el presidente Donald Trump. Este evento tuvo lugar en un escenario de gran relevancia, la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, D.C., un lugar que suele ser testigo de decisiones políticas y encuentros de alto nivel.
La imagen de Musk, con su rostro marcado por el morado, generó múltiples especulaciones y comentarios en medios y redes sociales, donde muchos se preguntaban qué habría llevado a que presentara dicha lesión en un momento tan público y formal.
Durante la conferencia, Musk lució con orgullo su camiseta de “Dogefather”, un apodo con el que se ha identificado popularmente en el mundo de las criptomonedas y que hace referencia a su fuerte respaldo y liderazgo en la creación, promoción y desarrollo de la criptomoneda Dogecoin.
La vestimenta y la presencia de Musk en ese acto marcaron simbólicamente el final de una etapa en la que desempeñó funciones relacionadas con la supervisión y promoción del DOGE, específicamente en su papel como funcionario especial en el Departamento de Eficiencia Gubernamental de Estados Unidos, un puesto que generó controversia y atención por su carácter inusual e innovador.
Lo que resulta aún más sorprendente es que, ese mismo día, información filtrada o publicada en algunos medios revela que Elon Musk habría estado consumiendo drogas de manera “intensa” y regular. Según diversas fuentes y reportes del periódico The New York Times, el multimillonario habría estado usando sustancias psicoactivas con una frecuencia que se describe como “crónica”. Entre esas sustancias se señalan, de acuerdo con las fuentes, el uso del potente anestésico ketamina, conocido por sus efectos alteradores de la percepción y potencial para inducir estados de trance y desconexión.
Además, esas mismas fuentes indican que Musk también habría consumido otras drogas, incluyendo éxtasis (MDMA), conocida por sus efectos estimulantes y empatogénicos, así como setas psicodélicas, que contienen psilocibina y son famosas por sus propiedades alucinógenas y su capacidad para alterar la percepción de la realidad y ampliar experiencias sensoriales y espirituales. Por si fuera poco, se hace referencia también al uso de Adderall, un medicamento que contiene anfetaminas y que comúnmente se receta para tratar el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), pero que en este contexto parece ser utilizado en un modo que sobrepasa lo medicinal, guardado en una caja de medicación diaria que puede contener unas 20 pastillas aproximadamente, lo cual indica un patrón de consumo potencialmente excesivo y descontrolado.
Toda esta información ha sido revelada por varias fuentes cercanas o al menos bien informadas, las cuales han proporcionado detalles al periódico The New York Times. Estos datos, si bien aún no han sido confirmados oficialmente por el propio Musk, generan un gran revuelo, dado que alguna vez el empresario se ha mostrado como una figura muy activa en las redes sociales y en debates públicos, además de ser conocido por su carácter audaz y a veces polémico. La combinación de su imagen con un ojo morado y las acusaciones de consumo masivo de drogas agrega capas de complejidad a su perfil público, alimentando especulaciones sobre su estado de salud mental y su estilo de vida, en un momento en que continúa siendo una figura de gran impacto en el ámbito tecnológico, empresarial y cultural.